Para saber quién es Muhammad, es preciso identificar primero
a Abraham. Abraham estaba casado con Sara y ambos estaban ya en una edad muy
avanzada y no habían concebido ningún hijo, un día Dios le hablo a Abraham,
estando afuera le dijo: “Mira al cielo y cuenta, si puedes, las estrellas.”
mientras el contemplaba el cielo Dios continuo diciendo: "Así de numerosa
será tu descendencia. (15:5)”.
Dada su avanzada edad y la de Sara, Abraham quedó
desconcertado con esa revelación que Dios le había hecho. Sara decidió darle
como segunda esposa a su esclava egipcia Agar, pero cuando esta quedo
embarazada de Abraham, surgió un resentimiento entre ambas así que huyo del
enojo de Sara y clamó a Dios por su auxilio, Dios le respondió por medio de un
ángel diciendo: "Yo multiplicaré tu descendencia, que por lo numerosa no
podrá contarse." El ángel también le dijo: "Mira, has concebido y
parirás un hijo, y lo llamarás Ismael; porque ha escuchado Dios tu
aflicción." (Génesis 16:10-11). Entonces Agar regresó con Abraham y Sara y
les contó lo que había dicho el ángel y, cuando tuvo lugar el parto, Abraham
puso por nombre a su hijo Ismael, que significa "Dios oirá".
Pasados 13 años Dios hablo de nuevo a Abraham anunciándole
que Sara también iba a darle un hijo al cual llamaría Isaac. Acongojado pidió a
Dios por Ismael "Ojalá que viva a tus ojos Ismael" y Dios le
respondió: "También te he escuchado en cuanto a Ismael. Yo lo bendigo y lo
convertiré en una gran nación pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el que te
parirá Sara el año que viene por este tiempo." (Génesis 17:20-21).
Dios prometió que Ismael también seria bendito, y así fue
como dos grandes naciones iban a surgir de Abraham. Fue así Abraham la fuente
de dos corrientes espirituales, que no tenían que fluir juntas, sino cada una
en su propio cauce; confió a Agar e Ismael a la bendición de Dios y al cuidado
de sus ángeles con la certeza de que todo les iría bien, ya que ellos
abandonaron la casa, porque Sara así lo pidió.
Así fueron guiados Agar e Ismael hasta el valle de Becca; no
transcurrió mucho tiempo antes de que madre e hijo fueran vencidos por la sed,
hasta el extremo de que Agar temió que Ismael se estuviese muriendo. Según las
tradiciones de sus descendientes, Ismael clamó a Dios desde donde yacía en la
arena, y su madre se colocó sobre una roca al pie de un promontorio cercano
para ver si se divisaba alguna ayuda. Al no ver nada, se apresuró hacia otra
atalaya, pero desde allí tampoco se veía ni un alma. Medio enajenada, pasó en
total siete veces de un punto al otro, hasta que al final de la séptima
carrera, cuando se sentaba para descansar sobre la roca más distante, el Ángel
le habló. En palabras del Génesis:
Y oyó Dios la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar
desde los cielos, diciendo: "¿Qué tienes, Agar? No temas, que ha escuchado
Dios la voz del niño que aquí está. Levántate, toma al niño y cógele de la
mano, pues he de hacerle un gran pueblo." Y abrió Dios los ojosa Agar, y
ella vio un pozo. (21:17-20)
El agua era un manantial que Dios hizo brotar de la arena al
toque del talón de Ismael; a partir de entonces, el valle se convirtió pronto
en un alto de caravanas, a causa de la excelencia y abundancia del agua, y a la
fuente se la llamó Zamzam.
Cuando Agar e Ismael llegaron a su destino, a Abraham todavía
le quedaban setenta y cinco años de vida, y visitó a su hijo Ismael en el lugar
sagrado hacia el que Agar había sido guiada. El Corán nos cuenta que Dios le
mostró el sitio exacto, cerca de la fuente de Zamzam, sobre el cual Ismael y él
tenían que levantar un santuario y se les dijo cómo tenía que construirse. Su
nombre, Kaabah (cubo), se debe a su forma, que es aproximadamente cúbica, y sus
cuatro esquinas apuntan a los cuatro puntos cardinales y, cuando el santuario
estuvo terminado, Dios habló nuevamente a Abraham y le ordenó instituir el rito
de la Peregrinación a Becca o la Meca, como más tarde vino a llamarse:
¡Purifica mi casa para los que la circunvalan y para los que están de pie, y
para los que se inclinan y prosternan! ¡Y proclama a los hombres la
peregrinación para que vengan a ti, a pie o montados en flacos camellos,
venidos de pasos anchos y profundos. (Corán, 22: 26-27).
Más tarde, Abraham hizo la siguiente plegaria, quizás estando
en Canaán, mirando en torno suyo hacia los ricos pastos y los campos de
cereales y trigo: ¡Señor! He establecido a una parte de mi descendencia en un
valle sin cultivar, junto a tu Casa Sagrada...! ¡Inclina hacia ellos los
corazones de los hombres! ¡Provéelos de frutos! Quizás, así, sean agradecidos.
(14:37).
Recopilado de: Muhammad: Su vida basada en las fuentes más
antiguas Martin Lings
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