miércoles, 1 de octubre de 2014

Vivir en una sociedad no islámica no debe turbar nuestra fe.

Por: Yanci Nerio
Ser musulmana en nuestra sociedad, nos lleva a ser cuestionadas casi a diario a cerca de nuestra religión, de nuestro modo de vida, etc. La mayoría de personas a nuestro alrededor tienen una visión equivocada sobre la mujer musulmana, nos ven como mujeres oprimidas y sin derechos cuando sabemos que eso está muy alejado de la realidad, y es ahí cuando debemos mostrarle a quienes nos cuestionan lo equivocados que están.

Debemos mostrarles que el hecho de ser musulmanas no nos limita de ninguna manera para desenvolvernos libremente en la sociedad, mostrarles que vestir con recato no es sinónimo de opresión si no más bien de respeto a nosotras mismas y a nuestro cuerpo, y mostrarles que poner en practica valores morales y espirituales no está pasado de moda y que eso no nos limita en ninguna manera como mujeres libres y que toman sus propias decisiones.

En los países latinoamericanos y específicamente en nuestro país la mayoría de musulmanes somos conversos, Allah (swt) nos ha guiado al camino recto volviéndonos al Islam, y esto implica además que nuestra sociedad en su mayoría es cristiana o protestante, tenemos también testigos de Jehovah, mormones etc. Que muchas veces son más aceptados o vistos de manera más natural que nosotros los musulmanes.

Desenvolvernos en una sociedad como ésta más que un impedimento para nuestra fe, debemos verlo como una oportunidad para probarla ya que a diario nos vamos a encontrar con factores que van a intervenir en que nuestra fe fracase. Así pues que el  hecho de vivir en este tipo de sociedad no turbe nuestra fe.

Tenemos como ejemplo a Asia la esposa de Faraón que a pesar de que vivía en un ambiente ateo fue de las primeras en aceptar la profecía de Musa (as), claro no fue un camino fácil pero ella no desfalleció, siempre se aferró fuertemente a Allah (swt):

“Y Dios ejemplifica a los creyentes con la mujer del Faraón, cuando dijo: ¡Oh, Señor mío! ¡Constrúyeme junto a Ti una morada, en el paraíso, y sálvame del faraón y de sus fechorías y sálvame de los inicuos! “. [Corán 66:11]


En conclusión vivir en un ambiente donde casi todo se opone a nuestras fe no sea motivo para alejarnos de ella, es más debe ser motivo para hacernos fuertes, para no dejar pasar nuestras oraciones diarias, para no parar en nuestra búsqueda del conocimiento sobre el Islam y poder transmitirlo a nuestra sociedad y futuras generaciones y sobretodo que esta sociedad sea motivo para motivarnos a servir de ejemplo a las demás mujeres de otras religiones o a las que no profesan ninguna religión, y que se den cuenta que en el Islam el ser mujer es sinónimo de ser respeto y valoración.

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